Miércoles, 27 2024 Noviembre

Steve Hansen | Foto: WR

Rivales y colegas, plantel y staff, árbitros y dirigentes, de alguna manera todo el mundo del rugby le rendirá tributo al actual entrenador de Nueva Zelanda en su última semana ocupando el cargo.

Sin embargo, Hansen no quiere perder el foco y apunta de lleno a cerrar un ciclo que comenzó allá a lo lejos en el año 2012, intentando lograr su victoria número 93 cuando enfrente a Gales en el partido por el bronce de la RWC 2019.

Es cierto que no pudo lograr el objetivo de ser el primer entrenador en la historia de una Rugby World Cup en defender el título y retenerlo, tras la derrota en semifinales ante Inglaterra, pero esta herida de alguna manera no hace que Hansen quiera echar por la borda un partido despedida que quiere ganar.

Si lo hace se podrá empezar a debatir si el ex policía oriundo de Mosgiel (ciudad ubicada abajo del mapa de la isla sur de su país natal) es el entrenador más exitoso en la historia de los All Blacks.

Aunque si esta última afirmación sólo se apoyara en estadísticas, los argumentos para justificar esto serían escasos.

Si llega a ganar cerraría una etapa de 107 partidos partidos durante siete años por demás fantásticos, por lo que el historial de Hansen dirá que obtuvo 93 triunfos, 4 empates y 10 derrotas. Esto daría un promedio del 88,79 por ciento que lo pone como el mejor en la historia de todos los equipos con entrenadores que hayan dirigido 15 tests o más.

Durante tres años entre 1966 y 1968, Fred Allen ganó sus 14 tests como entrenador de Nueva Zelanda, incluyendo una serie ante los British & Irish Lions en 1966 con un saldo letal de cuatro victorias sobre la misma cantidad de encuentros. Pero la racha positiva de Hansen tuvo un mayor rango de duración en una de las etapas más competitivas en la historia del rugby profesional.

De hecho el todavía entrenador de los neozelandeses tiene un promedio mejor al obtenido por quien salió campeón en la RWC 1987, Brian Lochore (77,8 por ciento) e incluso unos peldaños más que los números de Graham Henry (85,43 por ciento), quien obtuvo la RWC 2011 con una influencia esencial de su asistente más cercano mencionando, el mismo Hansen.

En efecto, si uno toma el global de la carrera de Hansen a partir de sumarse al staff técnico comandado por Graham Henry en el 2004, estuvo involucrado en un total de 209 tests con 180 victorias, 4 empates y 25 derrotas con dos títulos de RWC (2011 y 2015), 11 Tri-Nations/Rugby Championships y 16 Bledisloe Cups en las vitrinas.

Allen, Lochore y Henry se convirtieron en reyes del olimpo y no hay una razón por la cual Hansen no pueda acompañarlos en esta suerte de hall de la fama de entrenadores de los All Blacks. Además, por si esto fuera poco, fue elegido por World Rugby en cuatro ocasiones como mejor entrenador del año.

El entrenador de Inglaterra, Eddie Jones, que superó al equipo de Hansen en semifinales cortando una racha de 18 victorias al hilo en RWC, no tuvo titubeos en reconocer que es el mejor entrenador en la historia de los All Blacks y, una vez terminado el partido, fue rápidamente a saludarlo.

“Steve es un excelente hombre de rugby”, dijo el australiano, casi confirmando un secreto a voces que dice el Hansen será nuevo entrenador del Toyota Verblitz en la Japan Top League.

En el staff y en el entorno del hombre oriundo de Mosgiel, saben que él no quiere hablar sobre si será su último partido pero están determinados en trabajar en pos de una despedida ganadora.

Sam Cane, uno de los primeros All Blacks que debutó de la mano de Hansen, lo describe subrayando que “es mucho más que un entrenador. Tiene instinto, una intuición especial para elegir jugadores y que ellos puedan demostrar sus talentos. Además de la libertad que le da a su staff a la hora de aportar conceptos”.

Los resultados son espectaculares. Bajo el mando de Hansen, no sólo hay que destacar el número de victorias conseguidas sino la forma en que las forjó.

Acerca de Inglaterra, Hansen dijo que “no hacen un juego sofisticado, obtienen la pelota, construyen un fuerte bloque ofensivo y corren a pura velocidad. Ganan en la confrontación y quiebran la línea de ventaja. Este es un estilo de rugby en la forma más simple, pero es lindo también”.

Sin embargo, al neozelandés siempre le gustó una forma de atacar más compleja con un par de guardianes esperando por su presa para realizar jugadas más artísticas. Según su óptica y gracias a estos mágicos movimientos de mayor dificultad, sus dirigidos marcaron 199 tries siendo récord absoluto de todos los equipos en los últimos ocho años. Una forma de jugar que él considera como parte del “rugby total” que pregona.

Es cierto que perdió una posibilidad muy grande de lograr lo que ningún entrenador pudo hasta el momento en la historia de las RWC, pero quedarán grabadas esas pinturas realizadas adentro de la cancha como la de la zambullida de TJ Perenara en la bandera izquierda, para anotar un fabuloso try ante Namibia después de una asistencia magistral de Brad Weber, con un pase de faja por detrás de la espalda al mejor estilo básquet. Y sumado a aquella jugada colectiva a puro pasamano ante Sudáfrica con el try apoyado por George Bridge, en lo que fue una obra maestra en una demostración clara del mejor rugby del mundo.

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