El exentrenador de Regatas Bella Vista -club en el que debutó de pilar en la Primera con 16 años-, de los Pumitas y multicampeón con el seleccionado de Buenos Aires, debutó el lunes en su nueva función, su primera como rentado en este deporte: entrenador nacional de scrum de la Unión Argentina de Rugby , un cargo hasta ahí inédito en el rugby argentino.
Con 61 años recién cumplidos el 4 de este mes, el Gordo Fernández Gill fue elegido por concurso tras una convocatoria que hizo la UAR y a la cual se presentaron 60 personas. "Yo no quería ir, pero mis amigos me decían: "¡Tanto hablaste del scrum toda tu vida!, ¿y ahora vas a desaprovechar este oportunidad?". Así que mandé mi carpeta y cuando me tocó exponer mi proyecto no inventé nada. Sostuve lo que pensé siempre del scrum", le contó en una charla a LA NACION, unas horas después de comenzar su nueva tarea, que será a tiempo completo y con un contrato que se extenderá por un año. "Me cambió todo. Yo siempre trabajé en publicidad y marketing, así que ahora -agrega- me tocó cambio de rubro, pero con lo que más disfruto".
Unificar criterios en el país
El debut en su rol de entrenador nacional de scrum comenzó el lunes en la sede La Boya del CASI, con los jugadores de Buenos Aires que se entrenan en las ahora llamadas Academias, ex Pladares. Allí estuvo con Ignacio Fernández Lobbe, entrenador de Argentina XV, pero su trabajo futuro quedará más delineado cuando este jueves se empiece a reunir con Mario Ledesma , quien está regresando de Europa tras una minigira que hizo junto a Nicolás Fernández Miranda con el objetivo de hablar con los jugadores que están en aquel continente y de ver en el Seis Naciones a los rivales directos (Inglaterra y Francia) de la Copa del Mundo. "Mario será mi jefe directo. Yo reportaré a él. Ya sé que estaré con todos los seleccionados, pero también trabajaré con entrenadores, primeras líneas y, especialmente, con los árbitros. El punto esencial será unificar criterios sobre el scrum en todo el país", agrega Fernández Gill.
"Sería muy imprudente hacer ahora un diagnóstico de la situación actual, porque prefiero tomarme un tiempo para ver en qué se está trabajando realmente. Pero hay varias situaciones por abordar y una de las principales será la prevención. Allí estaré codo a codo con Alexis Padovani, quien sé que está llevando adelante una tarea importantísima en esto. He visto a lo largo de estos años, incluso en jugadores consagrados, que, por poner un ejemplo, no saben bien hacia dónde girar la cabeza al caer", acota quien como entrenador fue cinco veces campeón del Argentino con Buenos Aires, un seleccionado repleto de Pumas de la década anterior.
El hombre de Regatas Bella Vista -vivió toda su vida en esa localidad- también entrenó a los Pumitas en cuatro Mundiales: 2004 (junto a Fabián Turnes, con quien además estuvo dirigiendo Buenos Aires), 2005, 2008 y 2009 (estos dos últimos en compañía de Diego Albanese). En 2005 fue el head coach en el quinto puesto logrado en Mendoza y del cual surgieron luego Pumas como Agustín Creevy (tercera línea en ese entonces), Marcelo Bosch, Santiago Fernández, Horacio Agulla, Gonzalo Tiesi y Manuel Carizza. Fue ese un torneo con multitud de futuras estrellas, como Alyn Wyn Jones, emblema y capitán del Gales campeón invicto con el Grand Slam del Seis Naciones que culminó el sábado pasado.
Fernández Gill entrenó a actuales primeras líneas Pumas, como Creevy, Juan Figallo y Nahuel Tetaz Chaparro. Y fue quien decidió pasar a Marcos Ayerza de octavo a pilar. En su largo período como entrenador de Regatas -club símbolo en el fijo- llegó a la final de la URBA en 2002. Un árbitro contó en alguna oportunidad: " El Gordo me enseñó a referear el scrum, a darme cuenta quién derrumbaba y quién no lo quería jugar".
"Al scrum hay que disciplinarlo y consolidarlo", asevera Fernández Gill, quien recalca que todos los seleccionados más poderosos del mundo hoy tienen un gran scrum. "Nosotros nos quedamos. Es evidente que no fue prioridad en los últimos años", cierra. El fijo no es solamente una marca nacional; también es la formación distintiva del rugby Union. Siempre ha sido fuente de fervientes debates domésticos y queda bajo la lupa cuando hay lesiones severas. Ahora se inicia un nuevo camino. Con banderas propias y añejas. Con tropa idónea. Va bien.